El Soñador del Sueño

Hace unos días, en un comentario a una de las lecciones de UCDM recordaba un insight que tuve mientras enseñaba a mi hijo de dos años las partes del cuerpo. Recuerdo que estábamos sentados en el suelo sobre una alfombra y yo agarré su manita y comencé a nombrar las diferentes partes de que constaba, cuando de pronto me vino la súbita comprensión de cómo fragmentamos la unidad durante el aprendizaje perceptual. De como transmitimos de generación en generación una particular y arbitraria interpretación, que, una vez aprendida, confundimos con la realidad.

  Esa versión del mundo que yo le enseñé a mi hijo se "solidificó" en su (mi) mente en la forma fijada de una creencia. A partir de ese momento, él cree que la mano consta de uña, muñeca, dedo índice, anular, pulgar, meñique...etc. Ve el mundo a través de la particular versión, del mapa que le ha sido transmitido. Así pasa con todos nosotros.

  Creo que el punto de inflexión, la señal de madurez espiritual, el signo de que la mente está comenzando a salir del letargo, es la capacidad para poner en tela de juicio el mundo tal como lo percibimos.

 La posibilidad de considerar que este mundo que creemos externo, sólido, real y completamente independiente del perceptor, pueda en realidad ser un fenómeno mental, una proyección, un sueño.

 Y que la percepción, lejos de ser el instrumento que me informa de los eventos externos, sea la capacidad de proyectar en la pantalla que llamamos "mundo" los contenidos/creencias que la mente alberga.

 De modo que se invierte el proceso.

No es un mundo externo y real que se me presenta mediante mi capacidad perceptual...sino un mundo mental de creencias basadas en mis deseos que se plasma  -en lo que aparenta ser el mundo externo- mediante mi capacidad de proyectarlos y despues percibirlos "afuera".

  Una de las implicaciones epistemológicas del Principio de Indeterminación de Heisenberg al enunciar la incapacidad de determinar con precisión, de manera simultánea, ciertos pares de variables físicas, como son, por ejemplo, la posición y el momento lineal (cantidad de movimiento) de un objeto dado. En otras palabras, que cuanta mayor certeza se busca en determinar la posición de una partícula, menos se conoce su cantidad de movimiento lineal y, por tanto, su velocidad, lo cual implica que las partículas, en su movimiento, no tienen asociada una trayectoria definida como lo tienen en la física newtoniana, de ahí el nombre del principio: de Indeterminación o incertidumbre..

 Pues bien, una implicación que parece desprenderse de este descubrimiento, es la imposibilidad de observar el mundo (a nivel subatómico al menos) sin que el mismo acto de la observación modifique o altere lo observado, de manera que no parece descabellado afirmar que el mundo "per se" es incognoscible, y que el motivo de esto es que el observador tiene con el mundo una relación que va mucho más allá del papel de un testigo pasivo de eventos externos. Los físicos cuánticos en su recapitulación de las implicaciones de algunos de sus desconcertantos hallazgos, han llegado a afirmar que

El Observador literalmente ES la causa del mundo que observa.

Y esto concuerda con lo que los místicos de todos los tiempos han venido contando tras sus experiencias en la Conciencia de Unidad.

  El mundo no existe separado de mí. Yo soy su causa. No existe un mundo sólido e independiente de mi mente. Yo soy el soñador del sueño del mundo. Y éste no hace otra cosa que dar testimonio de mis creencias.

 Percibo lo que creo. No es que primero perciba y despues se formen creencias en mi mente como consecuencia....es que las creencias de mi mente proyectan para mí un mundo en el que éstas bailan su danza para mí.

  " La percepción es un espejo, no un hecho".

  Todo aquel que acoja este conocimiento con una sensación de reconocimiento interno puede estar seguro de que su mente empieza a despertar. Y que ya no está esclavizada por el sueño de dualidad. Si este conocimiento te escandaliza y te parece una locura, eso es señal de que aun andas dormido/a ...Pero no dudes ni por un instante que  acabarás despertando. Tú elegirás el momento, pero

 ¡No podrás escapar a tu destino!

Demos gracias por esto..