martes, 11 de octubre de 2011

¿Cómo salvar al mundo?


Un Curso de Milagros requiere de aquellos que nos acercamos a él una honestidad sin parangón.
El tipo de humilde honestidad requerida para andar esta jornada le resulta brutal al ego y genera violentas resistencias.
Un ejemplo claro de esto es el tipo de planteamiento que todos los buscadores espirituales hemos albergado en nuestros corazones de ayudar a nuestros semejantes. Un planteamiento impecable. Legítimo. Que se convierte en una marca de clase, en algo que nos distingue convirtiéndonos en "lo mejor de la especie". Los compasivos defensores del bien. Los guardianes de Dios.
Con esto en mente muchos de nosotros nos hemos lanzado a "salvar el mundo".
Formando parte de ONGs, visitando enfermos, acogiendo niños huérfanos, implicándonos en luchas sociales en favor de los derechos de los mas desfavorecidos, abanderando causas de todo tipo.
Formándonos en terapias sanadoras.....etc.
Y sin duda, generando efectos beneficiosos en el mundo y poniéndo un grano de arena en la empresa de mejorar el desastre que percibimos en el mundo.
En Un Curso de Milagros no hay una sola línea en la que se aconseje o desaconseje dedicar nuestras vidas a estas tareas.
Un Curso de Milagros, si bien opera en el nivel de la forma donde nosotros creemos existir, no está interesado en nada de lo que hagamos en el mundo.
Es un Curso diseñado para romper el hechizo que mantiene a nuestras poderosas mentes hipnotizas y esclavas de un sistema de pensamiento basado en la separación y , por tanto, el miedo.
Yo en mis años de entrenamiento con el Curso pasé por una fase en la que sentía de manera muy intensa que mi despertar espiritual me había colocado en un grupo sumamente especial. El de los elegidos.
Los buenos en un mundo injusto y malvado.
¡Y tomé mi misión salvadora muy a pecho!
Pero...
Curiosamente, seguía sin haber paz en mi corazón.
Cuando al fín estuve dispuesta a indagar y a preguntar al ES el porqué de mi incapacidad para vivir con una paz consistente en mi mente a pesar de mis buenas obras..la respuesta llegó.
Cuando preguntamos de verdad, dispuestos a escuchar, y aunque no nos guste, la respuesta siempre llega.
El ES me dijo:
"La causa de tu miedo, lo que te roba la paz, es creer que estas separado de la unidad del Amor.
Este mundo parece confirmar tu creencia. Percibes al hijo de Dios fragmentado en infinidad de cuerpos y utilizas tu capacidad de juzgar para separarte de ellos considerando a algunos "buenos" (y estableciendo con ellos alianzas de amor especial) y a otros "malos" (relaciones de odio especial). Ambos grupos son igualmente necesarios para perpetuar la ilusión de la separación.
Cada vez que juzgas a un hermano como alguien bueno, como alguien malo, como alguien que necesita protección contra un enemigo...
Estas adentrándote en las tinieblas de un sueño de separación y muerte.
La paz se logra convirtiéndote en testigo de la luz y dejando de percibir buenos y malos.
Amando por igual a santos y asesinos."
Entonces, pregunté yo, ¿ No debo ayudar a otros?
El ES contestó:
"Cuando recuerdes Quién Eres Realmente, tu sola presencia radiante será sanadora. Y no podrás evitar ser de ayuda a todo aquel con quien te encuentres.
Mientras andes confundido con respecto a tu identidad, no podrás evitar creer en el pasado, en agravios, en cuentas pendientes, en buenos y malos...en dualidad.
Una mente así no ha sanado, y corre el riesgo de convertirse en el sanador no sanado cuando se lanza a salvar al mundo.
Su mensaje es equívoco porque su vínculo con el Espíritu y el Amor no está limpio aún.
Alguien en ese estado deberá ser muy honesto y mirar las verdaderas motivaciones que se encuentran en la raiz de su deseo de ayudar y salvar al mundo.
Si lo desea de verdad, se le dirá.
Se le dirá que solo está intentando adornar su autoimagen de bueno en contraposición a los "malos".
Se le dirá que busca ser reconocido y admirado por su bondad y generar gratitud eterna en sus hermanos.
Se le dirá que necesita de los necesitados para jugar su juego."
¿Entonces qué debo hacer? Pregunté perpleja..
" Conócete. Recuerda Quién Eres. Libérate hasta de la última creencia que albergues en tu mente. Deja de oponerte al Amor de Dios y ríndete a tu Eterna Realidad.
Entonces la Luz no podrá sino brillar a través de tí que te habrás convertido en un canal de Dios.
Tus manos, tu voz, tu mirada estarán al servicio de este Amor y tu sola presencia traerá a todas las mentes el recuerdo perdido. No será tu personalidad individual quien lo hará. No querrás crédito por tus acciones porque habrás desaparecido.
Eso es sanar. Eso es ayudar.
Eso es Salvar al Mundo."



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