jueves, 28 de julio de 2011


Después de una dedicación de muchos años a la meditación y a la espiritualidad en sentido amplio, como máxima expresión de la potencialidad humana,
No podría -ni querría tampoco- definirme como practicante de ninguna religión organizada que es, a mi
humilde manera de entender las cosas, la perversión de la visión espiritual simple y genuina que las origina, y que queda sepultada bajo capas de ambición eclesiásticas. Y precisamente esto - el hecho de que la verdadera experiencia esté tan contaminada por los que se han encargado de interpretar, organizar, controlar y administrar lo que en sí mismo es de una simpleza extraordinaria - hace que la mayoría de las personas que vivimos en sociedades modernas nos sintamos muy confusos a la hora de discriminar lo que es valioso de lo que es puramente un fraude..
¿Cuál es el objetivo de la espiritualidad?
Quizá pensemos que un hombre iluminado es alguien solemne y grave, que habla con autoridad de teología o alguien con un espíritu de sacrificio sobrehumano, o que ha trascendido toda emoción y ya lo sabe todo.
Pues yo, después de tanto tiempo de investigaciones, lecturas y práctica, cuando pienso en el logro máximo. En alguien verdaderamente sabio de vida iluminada..no puedo evitar que acuda a mi mente una imagen. La que a mi me resulta mas descriptiva..

¡La señal de iluminación es la dicha!

¡¡¡Todo lo demas es prescindible!!!

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