miércoles, 6 de marzo de 2013

Naturaleza del Tiempo

 
 
El tiempo es la clave para entender nuestro estado hipnótico con respecto al sistema de pensamiento del ego.
En la Eternidad, el tiempo sencillamente no existe. La Eternidad es ese estado de conciencia de unidad que en Un Curso de Milagros llamamos Dios. Y donde todo es Uno no puede haber una sucesión de eventos, ni uno que los atestigue viéndolos como algo separado de sí mismo. El Reino de los cielos es el reino que no puede pensarse porque todo en Él está unificado y el pensamiento no tiene acceso a esta condición. Aqui rige el Conocimiento. Y debemos guardar silencio.
Por tanto, incluso cuando se ha instaurado un estado extraño en la mente y la creencia en el tiempo parece haber cobrado realidad, esa ilusión llamada tiempo no puede sino ser simultánea. Todo está ocurriendo aquí y ahora. Absolutamente todo lo que hay se encuentra ya aquí pues el mundo del tiempo es un bucle cerrado, un laberinto de espejos en el que todo ya sucedió y está ahí suspendido como una alucinación en la mente eterna que lo soñó. Este es el motivo por el cual pueden darse esos fenómenos como los Deja vús, las premoniciones o la telepatía que parecen arrojar una sombra de duda sobre la creencia en el tiempo lineal, ya que si un evento presente está sucediendo ahora por primera vez, el reconocimiento que el deja vú produce sería imposible, y el conocimiento de eventos futuros - que no han sucedido aún - sería también imposible.
Pero nuestros sentidos no nos informan de un tiempo simultáneo. Nosotros percibimos cada instante como un punto diferente en el tiempo. Sin darnos cuenta de que siempre es el mismo instante. Que no nos trasladamos a través del continuo temporal en una sucesión que nos lleva desde el pasado hacia el futuro pasando breve y casi imperceptiblemente por el presente. Que permanecemos siempre en el mismo instante eterno y que nuestra mente nos somete a un hipnótico truco de espejos en el que nuestros pensamientos, transformados en imágenes, se presentan ante nuestros sentidos haciéndonos creer que cada instante es diferente y que el instante que vivo ahora es resultado y consecuencia del que he vivido anteriormente. Así se genera una ilusión de continuidad en sucesión en la que mi vida parece transcurrir sin tener acceso consciente al resto de eventos e instantes simultáneos del que este universo del espacio y el tiempo se compone. Y nuestra vida queda colapsada y contraida a esa sucesión de imágenes que parecen trasladarse a lo largo del continuo temporal, llevándome a mí con él..desde mi nacimiento, hasta mi muerte.
Del mismo modo en que la física cuántica nos habla del colapso de onda mediante el cual el perceptor escoge el evento percibido entre las infinitas opciones potenciales en cualquier situación dada, el Curso nos dice que la percepción es selectiva. Que destacamos una forma del fondo indiferenciado y elegimos nuestras percepciones en función del estado o condición interna y previa de nuestra mente que deseamos proyectar sobre la pantalla del mundo para ser experimentada. La proyección- que procede de mi condición interna, del estado de mi mente - dá , por tanto, lugar a la percepción. De una mente dividida surgirá un mundo que dé testimonio de fragmentación, del mismo modo en que de una mente unificada (perdonada) no podrá sino surgir el mundo real que es la antesala del Reino de los cielos.
Todo aguarda nuestra decisión.
Es mi deseo de separación el que hace que el mundo que percibo parezca real para mí. Y que el truco del tiempo parezca ser efectivo para negar la Eternidad, convirtiéndome en un cuerpo que avanza por una linea de tiempo que me conduce a la muerte.
Y es también mi deseo, el que cancelará todos los efectos que el mundo del tiempo parece tener y reinstaurará en mí el recuerdo del Amor de Dios.


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