jueves, 28 de julio de 2011

El jardin de los senderos que se bifurcan


En la ventana estaban los tejados de siempre
y el sol nublado de las seis.

Me pareció increible que ese dia
sin premoniciones ni símbolos
fuera el de mi muerte implacable.

A pesar de mi padre muerto,
a pesar de haber sido un niño
en un simétrico jardín de Hai Feng,
yo, ahora, iba a morir?

Despues reflexione que todas las cosas
que suceden a uno suceden
precisamente, precisamente ahora.

Siglos de siglos y solo en el presente
ocurren los hechos;
innumerables hombres en el aire,
en la tierra y el mar,

y todo lo que realmente pasa me pasa a mi..

J.L. Borges.

POESÍA


No es el otoño, no, quien a los árboles
arrebata sus hojas, que son ellos,
son los árboles mismos quienes ceden
sus hojas a los vientos….

Los árboles desdeñan
la estéril pompa del follaje muerto,
y, con viril austeridad, aguardan
desnudos los rigores del invierno.

¡Saben que sólo así la primavera
los vestirá de nuevo!

Alma mía: estos árboles desnudos
sean para ti ejemplo.

Renuncia, como ellos, a lo vano;
despójate, como ellos, de lo viejo.

Si en ti muere una idea, para siempre
arráncala de ti y échala al viento.

¡Porque son los cadáveres de ideas
la estéril pompa del follaje muerto!

No finjas pensamientos que no pienses,
no sientas con fingidos sentimientos.

Antes que así, desnuda,
resiste los rigores del invierno.

¡Que al cabo tornará la primavera
y a ti también te vestirá de nuevo!.

Enrique R. De La Serna

Después de una dedicación de muchos años a la meditación y a la espiritualidad en sentido amplio, como máxima expresión de la potencialidad humana,
No podría -ni querría tampoco- definirme como practicante de ninguna religión organizada que es, a mi
humilde manera de entender las cosas, la perversión de la visión espiritual simple y genuina que las origina, y que queda sepultada bajo capas de ambición eclesiásticas. Y precisamente esto - el hecho de que la verdadera experiencia esté tan contaminada por los que se han encargado de interpretar, organizar, controlar y administrar lo que en sí mismo es de una simpleza extraordinaria - hace que la mayoría de las personas que vivimos en sociedades modernas nos sintamos muy confusos a la hora de discriminar lo que es valioso de lo que es puramente un fraude..
¿Cuál es el objetivo de la espiritualidad?
Quizá pensemos que un hombre iluminado es alguien solemne y grave, que habla con autoridad de teología o alguien con un espíritu de sacrificio sobrehumano, o que ha trascendido toda emoción y ya lo sabe todo.
Pues yo, después de tanto tiempo de investigaciones, lecturas y práctica, cuando pienso en el logro máximo. En alguien verdaderamente sabio de vida iluminada..no puedo evitar que acuda a mi mente una imagen. La que a mi me resulta mas descriptiva..

¡La señal de iluminación es la dicha!

¡¡¡Todo lo demas es prescindible!!!

CUENTITO


Sócrates creía -como buen filósofo- que la persona sabia viviría instintivamente de manera frugal.
Él mismo ni siquiera llevaba zapatos.
Sin embargo una y otra vez cedía al hechizo de la plaza del mercado. Y solía acudir alli
a ver las mercancías que se exhibían..
Cuando un amigo le preguntó la razón,
Sócrates le contestó:
"Me encanta ir alli y descubrir sin cuantas cosas
soy perfectamente feliz"

La espiritualidad no consiste en saber lo que quieres,
sino en comprender lo que NO necesitas.




domingo, 10 de julio de 2011

La importancia del Símbolo


Cada vez que alguien muestra curiosidad por conocer de que va Un Curso de Milagros y yo comienzo a explicarlo, me sorprenden las reacciones que esta enseñanza genera en las personas, al menos en las que han sido "culturalmente nutridas" en España.
La gama de reacciones suele oscilar entre estos dos polos : Los que sienten que la enseñanza es una desviación herética de la doctrina católica ortodoxa y aquellos que sienten un enorme desdén por la simbología cristiana del Curso.
La postura de los creyentes a ultranza de los dogmas de la Iglesia católica es predecible y tiene su propia lógica desde el entendimiento de la dinámica interna de la mente que se adhiere a un sistema de creencias y acude a él para que éste - literalmente - le interprete la realidad que vive. Reunir el coraje para poner esto en duda y permitir que la radical enseñanza del Curso ponga en marcha el proceso que, eventualmente, terminará con nuestra necesidad de interponer un sistema de creencias entre nosotros y la vida, es algo que -si bien no es imposible- resulta algo improbable y suele ocurrir tras alguna experiencia mística transformadora o alguna crisis vital que nos muestre la necesidad de replantearnos nuestra manera de entender la vida.
Pero el segundo grupo es diferente. Se trata de personas que han heredado un "ambiente cultural y religioso" que es en gran medida el resultado de la progresiva iconoclasia que ha sufrido el cristianismo en los últimos tiempos. La autoridad de la iglesia ha sido puesta en duda y quebrantada y con ello ha venido el desplome de una estructura que acogió por siglos a los hombres y mujeres proporcionándoles un sistema de coordinadas referente, un marco que permitía la expresión del Inconsciente Colectivo sin la incertidumbre y los peligros de adentrarse en el misterio sin brújula. Esta evolución que nos ha independizado del poder asfixiante de una madre severa - la iglesia-, ha producido también otros efectos con los que el hombre contemporáneo debe ahora lidiar. Ha desembocado en un empobrecimiento del universo simbólico del hombre y le ha dejado indefenso en su viaje vital. Esto explica la popularidad y adopción por parte de los hombres y mujeres del oeste, de las tradiciones, religiones y tradiciones místicas del este..cuyos símbolos aun conservan el misterio y la fuerza que los cristianos han perdido.
Esto explica también la dificultad que Un Curso de Milagros encuentra en nuestro pais para poder ser considerada una enseñanza válida y atrayente para aquellos que  honestamente están buscando una salida de su condicionamiento y de su estado de ignorancia y no pueden acudir ya a los dogmas de fé que la iglesia ofrece como medio para la salvación.
La solución a esto no puede ser otra que la de renunciar a todas la creencias vinculadas a nuestro aprendizaje cultural basado en el tiempo. Es decir, enfrentar la enseñanza con una mente fresca. Como recién nacida. Que escucha las palabras, los símbolos por vez primera y permite que su fuerza les ayude a vencer sus resistencias y su incapacidad para ver sin distorsiones.
Solo una mente humilde que renuncia a todo lo que cree saber y está dispuesta a que se le muestre la manera de liberarse de  los sueños de separación y muerte, encuentra el camino de regreso a casa. Pero antes de emprender la jornada, debemos mostrar nuestra disponibilidad para adentrarnos en el reino de la incertidumbre dejando atrás la zona cómoda de lo conocido y confiar en que la recompensa a nuestro valor será La Verdad. Nada más que eso. Pero tambien nada menos.

viernes, 8 de julio de 2011

LECCIÓN 189


SIENTO EL AMOR DE DIOS DENTRO DE MÍ AHORA.

Hay una luz en ti que el mundo no puede percibir. Y con sus ojos no la podrás ver, pues estás cegado por él. No obstante, tienes ojos con los que poder verla. Está ahí para que la contemples. No se puso en ti para que se mantuviese oculta de tu vista. Esta luz es un reflejo del pensamiento con el que practicamos ahora. Sentir el Amor de Dios dentro de ti es ver el mundo renovado, radiante de Inocencia, lleno de esperanza y bendecido con perfecta caridad y amor.

¿Quién podría sentir temor en un mundo así? Dicho mundo te da la bienvenida, se regocija de que hayas venido y te canta alabanzas mientras te mantiene a salvo de cualquier peligro o dolor: Te ofrece un hogar cálido y tranquilo en el que permanecer por un tiempo. Te bendice a lo largo del día, y te cuida durante la noche, cual silencioso guardián de tu sueño santo. Ve en ti la salvación, y protege la luz que mora en ti, en la que ve la suya propia. Te ofrece sus flores y su nieve como muestra de agradecimiento por tu benevolencia.

Éste es el mundo que el Amor de Dios revela. Es tan diferente del mundo que ves a través de los enturbiados ojos de la malicia y del miedo, que uno desmiente al otro. Sólo uno de ellos puede percibirse en absoluto. El otro no tiene ningún significado. A aquellos que ven surgir del ataque un mundo de odio listo para vengarse, asesinar y destruir, les resulta inconcebible la idea de un mundo en el que el perdón resplandece sobre todas las cosas y la paz ofrece su dulce luz a todo el mundo.

Sin embargo, el mundo del odio es igualmente invisible e inconcebible para aquellos que sienten dentro de sí el Amor de Dios. Su mundo refleja la quietud y la paz que refulge en ellos; la tranquilidad y la inocencia que ven a su alrededor; la dicha con la que miran hacia afuera desde los inagotables manantiales de dicha en su interior. Contemplan lo que han sentido dentro de sí, y ven su inequívoco reflejo por todas partes.

¿Cuál de ellos quieres ver? Eres libre de elegir. Mas debes conocer la ley que rige toda visión y no dejar que tu mente se olvide de ella: contemplarás aquello que sientas en tu interior. Si el odio encuentra acogida en tu corazón, percibirás un mundo temible, atenazado cruelmente por las huesudas y afiladas garras de la muerte. Mas si sientes el Amor de Dios dentro de ti, contemplarás un mundo de misericordia y de amor.

Hoy pasamos de largo las ilusiones, según intentamos llegar hasta lo que es verdad en nosotros y sentir su infinita ternura, su Amor que sabe que somos tan perfectos como él mismo, y su visión, el don que su Amor nos ofrece. Hoy aprenderemos el camino, el cual es tan seguro como el Amor mismo, al que nos conduce. Pues su sencillez nos protege de las trampas que las descabelladas complicaciones del aparente razonar del mundo tienen como propósito ocultar..

Haz simplemente esto: permanece muy quedo y deja a un lado todos los pensamientos acerca de lo que tú eres y de lo que Dios es; todos los conceptos que hayas aprendido acerca del mundo; todas las imágenes que tienes acerca de ti mismo. Vacía tu mente de todo lo que ella piensa que es verdadero o falso, bueno o malo; de todo pensamiento que considere digno, así como de todas las ideas de las que se siente avergonzada. No conserves nada. No traigas contigo ni un solo pensamiento que el pasado te haya enseñado, ni ninguna creencia que, sea cual sea su procedencia, hayas aprendido con anterioridad. Olvídate de este mundo, olvídate de este curso, y con las manos completamente vacías, ve a tu Dios.

¿No es acaso Él Quien sabe cómo llegar a ti? Tú no necesitas saber cómo llegar a Él. Tu papel consiste simplemente en permitir que todos los obstáculos que has interpuesto entre el Hijo y Dios el Padre sean eliminados silenciosamente para siempre. Dios hará lo que le corresponde hacer en gozosa e inmediata respuesta. Pide y recibirás. Mas no vengas con exigencias, ni le señales el camino por donde Él debe aparecer ante ti. La manera de llegar a Él es simplemente dejando que Él sea lo que es. Pues de esa forma se proclama también tu realidad.

Así pues, hoy no elegiremos el camino por el que vamos a Él. Pero sí elegimos dejar que Él venga a nosotros. Y con esta decisión descansamos. Su Amor se abrirá paso por su cuenta en nuestros corazones serenos y en nuestras mentes abiertas. Es indudable que lo que no ha sido negado se encuentra ahí, si es que es verdad y puede alcanzarse. Dios conoce a Su Hijo y sabe cómo llegar a él. No necesita que Su Hijo le muestre el camino. A través de cada puerta abierta Su Amor refulge hacia afuera desde su hogar interno e ilumina al mundo con inocencia.

Padre, no sabemos cómo llegar a Ti. Pero te hemos llamado y Tú nos has contestado. No interferiremos. Los caminos de la salvación no son nuestros, pues te pertenecen a Ti. Y es a Ti a donde vamos para encontrarlos. Nuestras manos están abiertas para recibir Tus dones. No tenemos ningún pensamiento que no pensemos contigo, ni abrigamos creencia alguna con respecto a lo que somos o a Quién nos creó. Tuyo es el camino que queremos hallar y seguir. Y sólo pedimos que Tu Voluntad, que también es la nuestra, se haga en nosotros y en el mundo, para que éste pase a formar parte del Cielo. Amén.

*     *     *

COMENTARIO :

Hay algo que necesitamos saber para que la liberación del sueño pueda producirse..
Aquellos que creen que el mundo es real piensan que la percepción les informa acerca de él. Pero aquellos que empiezan a despertar entienden que la percepción muestra aquello que internamente valoramos.
Es por ello que - aparentemente - tenemos ante nosotros una decisión que tomar.
Debemos elegir entre el amor de Dios y el miedo y la culpa.
Aquellos que elegimos el Amor percibiremos por un tiempo un mundo que será el reflejo de este Amor.
Para ello habremos de olvidar todo lo que alguna vez pensamos y quedar vacíos completamente de creencias basadas en el tiempo.
Y con una mente inocente..
Y totalmente libre de creencias, Invitamos a la Verdad a morar con nosotros.
Dios encuentra el camino hacia nosotros..no al revés.


lunes, 4 de julio de 2011

LECCIÓN 185


DESEO LA PAZ DE DIOS.

Danza



Danza..
Danzo
sobre tu regazo.
Amanece..
Amanezco susurrando
...un nombre olvidado.
Al viento
las hojas se desprenden
de los árboles,
Como las historias
que soñamos,
Como las canciones
que cantamos.
Sobre el mar
dejamos huellas
que las olas se llevarán..
Y la brisa que borra
mi mandala
me elevará hasta el Sol.

sábado, 2 de julio de 2011

LECCIÓN 182


PERMANECERÉ MUY QUEDO POR UN INSTANTE E IRÉ A MI HOGAR.
*     *     *

Este mundo en el que pareces vivir no es tu hogar. Y en algún recodo de tu mente sabes que esto es verdad. El recuerdo de tu hogar sigue rondándote, como si hubiera un lugar que te llamase a regresar, si bien no reconoces la voz, ni lo que ésta te recuerda. No obstante, sigues sintiéndote como un extraño aquí, procedente de algún lugar desconocido. No es algo tan concreto que puedas decir con certeza que eres un exilado aquí. Es más bien un sentimiento persistente, no más que una leve punzada a veces, que en otras ocasiones apenas recuerdas, algo que descartas sin ningún miramiento, pero que sin duda ha de volver a rondarte otra vez.

No hay nadie que no sepa de qué estamos hablando. Sin embargo, hay quienes tratan de ahogar su sufrimiento entreteniéndose en juegos para pasar el tiempo y no sentir su tristeza: Otros prefieren negar que están tristes, y no reconocen en absoluto que se están tragando las lágrimas. Hay quienes afirman incluso que esto de lo que estamos hablando son ilusiones y que no se debe considerar más que como un sueño. Sin embargo, ¿quién podría honestamente afirmar, sin ponerse a la defensiva o engañarse a sí mismo, que no sabe de lo que estamos hablando?

Hoy hablamos en nombre de todo aquel que vaga por este mundo, pues en él no está en su hogar. Camina a la deriva enfrascado en una búsqueda interminable, buscando en la oscuridad lo que no puede hallar, y sin reconocer qué es lo que anda buscando. Construye miles de casas, pero ninguna de ellas satisface a su desasosegada mente. No se da cuenta de que las construye en vano. El hogar que anda buscando, él no lo puede construir. El Cielo no tiene sustituto. Lo único que él jamás construyó fue un infierno.

Tal vez pienses que lo que quieres encontrar es el hogar de tu infancia. La infancia de tu cuerpo y el lugar que le dio cobijo son ahora recuerdos tan distorsionados que lo que guardas es simplemente una imagen de un pasado que nunca tuvo lugar. Mas en ti hay un Niño que anda buscando la casa de Su Padre, pues sabe que Él es un extraño aquí. Su infancia es eterna, llena de una inocencia que ha de perdurar para siempre. Por dondequiera que este Niño camina es tierra santa. Su santidad es lo que ilumina al Cielo, y lo que trae a la tierra el prístino reflejo de la luz que brilla en lo alto, en la que el Cielo y la tierra se encuentran unidos cual uno solo.

Este Niño que mora en ti es el que tu Padre conoce como Su Hijo. Este Niño que mora en ti es el que conoce a Su Padre. Él anhela tan profunda e incesantemente volver a Su hogar, que Su voz te suplica que lo dejes descansar por un momento. Tan sólo pide unos segundos de respiro: un intervalo en el que pueda volver a respirar el aire santo que llena la casa de Su Padre. Tú eres también Su hogar. Él retornará. Pero dale un poco de tiempo para que pueda ser lo que es dentro de la paz que es Su hogar, y descansar en silencio, en paz y en amor.

Este Niño necesita tu protección. Se encuentra muy lejos de Su hogar. Es tan pequeño que parece muy fácil no hacerle caso y no oír Su vocecilla, quedando así Su llamada de auxilio ahogada en los estridentes sonidos y destemplados y discordantes ruidos del mundo. No obstante, Él sabe que en ti aún radica Su protección. Tú no le fallarás. Él volverá a Su hogar, y tú lo acompañarás.

Este Niño es tu indefensión, tu fortaleza. Él confía en ti. Vino porque sabía que tú no le fallarías. Te habla incesantemente de Su hogar con suaves murmullos. Pues desea llevarte consigo de vuelta a él, a fin de poder Él Mismo permanecer allí y no tener que regresar de nuevo a donde no le corresponde estar y donde vive proscrito en un mundo de pensamientos que le son ajenos. Su paciencia es infinita. Esperará hasta que oigas Su dulce Voz dentro de ti instándote a que lo dejes ir en paz, junto contigo, a donde Él se encuentra en Su casa, al igual que tú.

Cuando estés en perfecta quietud por un instante, cuando el mundo se aparte de ti y las vanas ideas que abrigas en tu desasosegada mente dejen de tener valor, oirás Su Voz. Su llamada es tan conmovedora que ya no le ofrecerás más resistencia. En ese instante te llevará a Su hogar, y tú permanecerás allí con Él en perfecta quietud, en silencio y en paz, más allá de las palabras, libre de todo temor y de toda duda, sublimemente seguro de que estás en tu hogar.

Descansa a menudo con Él hoy. Pues Él estuvo dispuesto a convertirse en un Niño pequeño para que tú pudieras aprender cuán fuerte es aquel que viene sin defensas, ofreciendo únicamente los mensajes del amor a quienes creen ser sus enemigos. Con el poder del Cielo en Sus manos, los llama amigos y les presta Su fortaleza para que puedan darse cuenta de que Él quiere ser su Amigo. Les pide que lo protejan, pues Su hogar está muy lejos, y Él no quiere regresar a él solo.

Cristo renace como un Niño pequeño cada vez que un peregrino abandona su hogar. Pues éste debe aprender que a quien quiere proteger es sólo a este Niño, que viene sin defensas y a Quien la indefensión ampara. Ve con Él a tu hogar de vez en cuando hoy. Tú eres un extraño aquí, al igual que Él.

Dedica algún tiempo hoy a dejar a un lado tu escudo que de nada te ha servido, y a deponer la espada y la lanza que blandiste contra un enemigo imaginario. Cristo te ha llamado amigo y hermano. Ha venido incluso a pedirte ayuda para que lo dejes regresar a Su hogar hoy, íntegro y completamente. Ha venido como lo haría un niño pequeño, que tiene que implorar la protección y el amor de su padre. Él rige el universo, y, sin embargo, te pide incesantemente que regreses con Él y que no sigas convirtiendo a las ilusiones en dioses.

Tú no has perdido tu inocencia. Y eso es lo que anhelas, lo que tu corazón desea. Ésa es la voz que oyes y la llamada que no se puede ignorar. Ese santo Niño todavía sigue a tu lado. Su hogar es el tuyo. Hoy Él te da Su indefensión, y tú la aceptas a cambio de todos los juguetes bélicos que has fabricado. Y ahora el camino está libre y despejado, y el final de la jornada puede por fin vislumbrarse. Permanece muy quedo por un instante, regresa a tu hogar junto con Él y goza de paz por un rato.


COMENTARIO:

Por dormidas que estén nuestras mentes,
Nada puede acallar completamente la bendita llamada que nos insta a regresar..
Cada ser que parece poblar este mundo de separación tiene en la profundidad de su ser un niño que anhela volver al Amor.
Si reunimos el valor suficiente para negar los míseros regalos que este mundo parece hacernos y nos aquietamos.
Si entramos profundamente en el silencio,
escucharemos al fín la voz del niño que nos pide que le devolvamos a su hogar
...Y la del Padre que jamás ha dejado de llamarnos.

LECCIÓN 181


CONFÍO EN MIS HERMANOS, QUE SON UNO CONMIGO.

Confiar en tus hermanos es esencial para establecer y sustentar tu fe en tu propia capacidad para trascender tus dudas y tu falta de absoluta convicción en ti mismo. Cuando atacas a un hermano, proclamas que está limitado por lo que tú has percibido en él. No estás viendo más allá de sus errores. Por el contrario, éstos se exageran, convirtiéndose en obstáculos que te impiden tener conciencia del Ser que se encuentra más allá de tus propios errores, así como de sus aparentes pecados y de los tuyos.

La percepción tiene un enfoque. Eso es lo que hace que lo que ves sea consistente. Cambia de enfoque, y, lo que contemples, consecuentemente cambiará. Ahora se producirá un cambio en tu visión para apoyar la intención que ha reemplazado a la que antes tenías. Deja de concentrarte en los pecados de tu hermano, y experimentarás la paz que resulta de tener fe en la impecabilidad. El único apoyo que esta fe recibe procede de lo que ves en otros más allá de sus pecados. Pues sus errores, si te concentras en ellos, no son sino testigos de tus propios pecados. Y no podrás sino verlos, lo cual te impedirá ver la impecabilidad que se encuentra más allá de ellos.

En nuestras prácticas de hoy, por lo tanto, lo primero que vamos a hacer es dejar que todos esos insignificantes enfoques den paso a la gran necesidad que tenemos de que nuestra impecabilidad se haga evidente. Damos instrucciones a nuestras mentes para que, por un breve intervalo, eso, y sólo eso, sea lo que busquen. No vamos a preocuparnos por objetivos futuros. Lo que vimos un instante antes no nos preocupará en absoluto dentro de este lapso de tiempo en el que nuestra práctica consiste en cambiar de intención. Buscamos la inocencia y nada más. Y la buscamos sin interesarnos por nada que no sea el ahora.

Uno de los mayores obstáculos que ha impedido tu éxito ha sido tu dedicación a metas pasadas y futuras. El que las metas que propugna este curso sean tan extremadamente diferentes de las que tenías antes ha sido motivo de preocupación para ti. Y también te has sentido consternado por el pensamiento restrictivo y deprimente de que, incluso si tuvieses éxito, volverías inevitablemente a perder el rumbo.

¿Por qué habría de ser esto motivo de. preocupación? Pues el pasado ya pasó y el futuro es tan solo algo imaginario. Preocupaciones de esta índole no son sino defensas: para impedir que cambiemos el enfoque de nuestra percepción en el presente. Nada más. Vamos a dejar de lado estas absurdas limitaciones por un momento. No vamos a recurrir a creencias pasadas, ni a dejar que lo que hayamos de creer en el futuro nos estorbe ahora. Damos comienzo a nuestra sesión de práctica con un solo propósito: ver la impecabilidad que mora dentro de nosotros.

Reconoceremos que hemos perdido de vista este objetivo si de alguna manera la ira se interpone en nuestro camino. Y si se nos ocurre pensar en los pecados de un hermano, nuestro restringido foco nos nublará la vista y nos hará volver los ojos hacia nuestros propios errores, que exageraremos y llamaremos “pecados”. De modo que, por un breve intervalo, de surgir tales obstáculos, los transcenderemos sin ocuparnos del pasado o del futuro, dando instrucciones a nuestras mentes para que cambien de foco, según decimos:

No es esto lo que quiero contemplar.

Confío en mis hermanos, que son uno conmigo.

Y nos valdremos asimismo de este pensamiento para mantenernos a salvo a lo largo del día. No estamos interesados en metas a largo plazo. Conforme cada uno de los obstáculos nuble la visión de nuestra impecabilidad, lo único que nos interesará será poner fin, por un instante, al dolor que, de concentrarnos en el pecado experimentaríamos, y que, de no corregirlo, persistiría.

No vamos en pos de fantasías. Pues lo que procuramos contemplar está realmente ahí. Y conforme nuestro foco se extienda más allá del error, veremos un mundo completamente impecable. Y cuando esto sea lo único que queramos ver y lo único que busquemos en nombre de la verdadera percepción, los ojos de Cristo se volverán inevitablemente los nuestros. El Amor que Él siente por nosotros se volverá también el nuestro. Esto será lo único que veremos reflejado en el mundo, así como en nosotros mismos.

El mundo que una vez proclamó nuestros pecados se convierte ahora en la prueba de que somos incapaces de pecar. Y nuestro amor por todo aquel que contemplemos dará testimonio de que recordamos al santo Ser que no conoce el pecado, y que jamás podría concebir nada que no compartiese Su impecabilidad. Éste es el recuerdo que queremos evocar hoy cuando consagramos nuestras mentes a la práctica. No miramos ni hacia adelante ni hacia atrás. Miramos directamente al presente. Y depositamos nuestra fe en la experiencia que ahora pedimos. Nuestra impecabilidad no es sino la Voluntad de Dios. En este instante nuestra voluntad dispone lo mismo que la Suya.

*     *     *

COMENTARIO:

Soy Inocente.
El pecado no existe.
Esta es mi realidad y mi herencia y darme cuenta de ello es mi destino.
Una Mente consciente de su Inocencia es una mente sin Miedo. Y por tanto, una Mente en la que mora el Amor incondicional.
La manera de recordar mi inocencia y mi invulnerabilidad es viendo inocente a todo aquel con quien me encuentro.
¡Es la inocencia de mi hermano, la que devuelve la inocencia a mi Mente!
Que este sea nuestro ÚNICO objetivo:
Ser testigos de la impecabilidad donde sea que mi mirada se pose.
Pues aquellos que solo ven inocencia miran con los ojos de Cristo y aman con su Amor.